Mi mudanza a otro lugar más silencioso
Como les comentara en mi post anterior, el mudarme a otro lugar más silencioso fue desde todo punto de vista, una de las acciones más difíciles de llevar a cabo ya que, por el estado crítico en el que me encontraba, el salir a la calle a visitar habitaciones en alquiler era muy arriesgado. A pesar de todo yo ya estaba decidido y convencido de que tenía que salir de mi casa para poder mejorar (llevaba casi 4 años sin experimentar mayor mejoría), y pues entonces comencé con las salidas y las visitas.
Esto era algo que no podía encargárselo a nadie puesto que debía yo mismo verificar en todos los lugares que visitara, los diversos ruidos existentes (tanto internos como externos) y sus respectivos niveles, para asegurarme que pudiera tolerarlos una vez ya instalado en la nueva casa.
Sin embargo el hacerlo yo mismo tampoco me garantizaba de manera total el estar libre de cualquier riesgo posterior sobre todo en relación a los ruidos ambientales externos, puesto que las visitas las realizaba los días domingos que hay menos ruido en la calle, o bien los días de semana durante la noche. Si bien con esto evitaba exponerme al elevado ruido ambiental de Lima, no me permitía saber cómo era el nivel de ruido habitual en otros días y en otros momentos del día. Lo único que me quedaba era pedir información y referencias al arrendador.
En cuanto a los ruidos internos fue más sencillo pues lo que hacía en cada nuevo lugar visitado era verificar especialmente los ruidos en el baño (inodoro, caños y duchas), en la cocina (si usaban mucho la licuadora, el microondas, etc.), y en la casa en general (timbre de la puerta, aspiradoras, lustradoras, mascotas, niños, etc.). También debía verificar los otros ambientes dentro de la casa que eran compartidos (lavandería y patios), así como la ubicación de mi ventana (que no diera a la calle, y menos a un parque). Finalmente tenía que preguntar acerca de los vecinos y sus costumbres.
Otro aspecto a verificar y/o consultar era la cercanía a los servicios básicos (bodega, panadería, verdulería, carnicería, farmacia, bancos o cajeros automáticos, etc.), considerando que en este nuevo lugar iba a estar solo y pues yo mismo tendría que conseguirme todas las cosas por mis propios medios. Cabe mencionar que para este momento yo ya me venía preparando mi propia comida en la casa, desde hacía algunos meses.
Todo parecía muy incierto y complicado por la serie de detalles que debía de tener en cuenta, pero finalmente encontré un lugar bastante adecuado en una zona de Lima mucho más tranquila que en la que había estado viviendo hasta aquel entonces. En un post posterior les comentaré como viene siendo mi experiencia en este nuevo lugar y cuál ha sido mi evolución hasta el momento.
Si desean conocer en más detalle a qué ruidos estaba expuesto cotidianamente en mi antigua casa pueden visitar este enlace.
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Esto era algo que no podía encargárselo a nadie puesto que debía yo mismo verificar en todos los lugares que visitara, los diversos ruidos existentes (tanto internos como externos) y sus respectivos niveles, para asegurarme que pudiera tolerarlos una vez ya instalado en la nueva casa.
Sin embargo el hacerlo yo mismo tampoco me garantizaba de manera total el estar libre de cualquier riesgo posterior sobre todo en relación a los ruidos ambientales externos, puesto que las visitas las realizaba los días domingos que hay menos ruido en la calle, o bien los días de semana durante la noche. Si bien con esto evitaba exponerme al elevado ruido ambiental de Lima, no me permitía saber cómo era el nivel de ruido habitual en otros días y en otros momentos del día. Lo único que me quedaba era pedir información y referencias al arrendador.
En cuanto a los ruidos internos fue más sencillo pues lo que hacía en cada nuevo lugar visitado era verificar especialmente los ruidos en el baño (inodoro, caños y duchas), en la cocina (si usaban mucho la licuadora, el microondas, etc.), y en la casa en general (timbre de la puerta, aspiradoras, lustradoras, mascotas, niños, etc.). También debía verificar los otros ambientes dentro de la casa que eran compartidos (lavandería y patios), así como la ubicación de mi ventana (que no diera a la calle, y menos a un parque). Finalmente tenía que preguntar acerca de los vecinos y sus costumbres.
Otro aspecto a verificar y/o consultar era la cercanía a los servicios básicos (bodega, panadería, verdulería, carnicería, farmacia, bancos o cajeros automáticos, etc.), considerando que en este nuevo lugar iba a estar solo y pues yo mismo tendría que conseguirme todas las cosas por mis propios medios. Cabe mencionar que para este momento yo ya me venía preparando mi propia comida en la casa, desde hacía algunos meses.
Todo parecía muy incierto y complicado por la serie de detalles que debía de tener en cuenta, pero finalmente encontré un lugar bastante adecuado en una zona de Lima mucho más tranquila que en la que había estado viviendo hasta aquel entonces. En un post posterior les comentaré como viene siendo mi experiencia en este nuevo lugar y cuál ha sido mi evolución hasta el momento.
Si desean conocer en más detalle a qué ruidos estaba expuesto cotidianamente en mi antigua casa pueden visitar este enlace.
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