Qué hacer y qué no hacer - 2/3

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En segundo término, es preciso explicar y describir todo lo investigado, al resto de familiares, amigos y/o personas que se harán cargo del paciente, de tal manera que estén al tanto de los aspectos más importantes de la enfermedad así como los tratamientos más adecuados según el caso.

Este aspecto si bien es uno de los más importantes, es quizá uno de los más difíciles de llevar a cabo a plenitud, puesto que al no haber signos exteriores que prueben lo que el paciente está padeciendo, la tendencia general es a creer que el problema es producto de la idea, la sugestión o estado anímico del paciente, y no a verlo como un problema fisiológico.
En no pocos casos, los encargados de su cuidado, ante la falta de información y la falta de especialistas, y en la desesperación por lograr una solución al problema, sugieren la aplicación de diversos tratamientos, poniendo como requisito indispensable para el logro de resultados favorables, que el paciente tenga una fe total en ellos.

Si no está probado que el tratamiento haya dado resultado en un número significativo de pacientes con hiperacusia, el aplicarlo puede resultar contraproducente y empeorar su situación, y por otro lado el responsabilizar al propio paciente por su éxito o fracaso puede generar en él un aumento en su nivel de ansiedad y stress, los cuales de por sí ya suelen estar muy elevados. Antes que imponerle la fe en algo, es mejor en todo caso prestar atención a aquello que el paciente le tiene fe.

La fe religiosa en estos casos tampoco debe ser utilizada como un elemento de presión hacia el paciente, puesto que está en la voluntad de Dios y no en la de uno, el que intervenga en la curación de una enfermedad o no. Desde mi punto de vista, Dios nos dio el libre albedrío, y en tal sentido somos responsables de nuestra propia existencia. Si él interviene será una dádiva y no su obligación. Por eso, creo yo, debemos buscar con objetividad aquello que pueda ser mejor para tratar nuestra enfermedad, lo cual no significa dejar de pedir su ayuda en todo momento, teniendo en cuenta que si aún pidiéndoselo, el permite que algo malo suceda, puede ser por alguna razón o por algún fin. (Eclesiástico 38,9 y 38,12-14).

Lo aconsejable es guiarse por los estudios e investigaciones más recientes sobre la enfermedad y los tratamientos propuestos en ellos, puesto que generalmente han sido probados en muchos pacientes, y por lo tanto sus resultados son más confiables.

Actualmente la Terapia de Reentrenamiento del Tinnitus (e Hiperacusia)-TRT desarrollado por el neurofisiólogo Pawel Jastreboff, es el que goza de mayor aceptación a nivel mundial dado el alto grado de efectividad que ha demostrado tener.

Este tratamiento, así como muchos otros que se aplican para tantas otras enfermedades, sea con fármacos o terapias alternativas, no dependen de la fe que los pacientes puedan tener en ellos, sino de su cualidades intrínsecas. Sin embargo, el hecho de que el paciente crea en el tratamiento que se vaya a aplicar, ayudará significativamente a reducir la ansiedad y la depresión que generalmente acompañan a la hiperacusia.

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