La barrera psicológica que impide tratar la pérdida auditiva

 


En el siguiente artículo en español, publicado por la Hearing Health Foundation, el audiólogo Bill Hodgetts nos explica cómo es que a veces, son los mismos pacientes los que se rehúsan a pedir ayuda y tratarse la pérdida auditiva. En el artículo también nos explica qué hacer para contrarrestar sus efectos en lo cognitivo, emocional y psicológico. *

 


“Por Qué Obtener Ayuda para la Pérdida Auditiva También Es un Viaje Psicológico

 

Por Bill Hodgetts, Au.D., Ph.D.

 

Cuando las personas piensan en la pérdida de audición, se imaginan a alguien subiendo demasiado el volumen del televisor o diciendo mucho "¿qué?". Pero lo que he aprendido en más de 20 años como audiólogo es que la pérdida auditiva rara vez se trata solo de los oídos.


También se trata de identidad, emoción y esfuerzo. Y para muchas personas, esa es la parte más difícil.


Como clínico y profesor universitario, he trabajado con cientos de personas que dudaban en buscar ayuda-no porque no pudieran permitírsela o no tuvieran acceso a la atención, sino porque hacerlo significaba admitir algo que no estaban listas para aceptar: que algo fundamental había cambiado.


Tenían miedo de lo que ese cambio dijera sobre ellos. Sobre el envejecimiento. Sobre el control. Sobre ser "esa persona" con audífonos.


He llegado a creer que la pérdida auditiva es tanto un viaje psicológico como médico. Y tal vez si más personas entendieran eso, se sentirían menos solas y más dispuestas a dar el primer paso.


 

El Cerebro Trabaja Más Duro

La pérdida auditiva no cambia un interruptor de "audición típica" a "no audición". Es lenta, progresiva. Ud. empieza a pedirle a la gente que repita lo que ha dicho. Se siente agotado después de los eventos sociales. Se ríe con chistes que no entendió del todo. Comienza a alejarse de los márgenes de las conversaciones y, finalmente, de las conversaciones mismas.


Lo que la mayoría de la gente no se da cuenta es que la pérdida de audición pone a prueba el cerebro. Imagínese tratando de leer un libro en una habitación oscura. Puede hacerlo, pero requiere más concentración. Así es escuchar para las personas con pérdida auditiva, especialmente en entornos ruidosos. El cerebro trabaja horas extra para llenar los espacios en blanco.


Con el tiempo, esta tensión constante conduce a la fatiga mental y a la reducción de la capacidad cognitiva para otras cosas, como la memoria y la toma de decisiones.


No es solo una suposición-las neuroimágenes y los estudios longitudinales lo demuestran. De hecho, investigaciones a gran escala como el estudio ACHIEVE, un ensayo controlado aleatorio dirigido por investigadores del Johns Hopkins, encontraron que el tratamiento de la pérdida auditiva en adultos mayores con riesgo de deterioro cognitivo redujo el deterioro cognitivo global en casi un 50 por ciento en tres años.


El efecto fue más fuerte entre los participantes con mayor riesgo, debido a una menor reserva cognitiva y una mayor vulnerabilidad social.


Esto no se debe a que la pérdida de audición cause demencia directamente. Más bien, la tensión cognitiva constante, combinada con el retraimiento social que a menudo acompaña a la pérdida de audición, crea condiciones en las que el cerebro está menos estimulado, menos resistente y más vulnerable con el tiempo.


 

El Papel de la Psicología

Entonces, si la pérdida auditiva afecta al cerebro y al bienestar, ¿por qué no hay más personas que busquen ayuda? Aquí es donde la psicología entra en escena.

Los seres humanos tomamos decisiones emocionales. Pensamos que somos racionales, pero en realidad, dependemos en gran medida de los sentimientos, las suposiciones y los atajos mentales. De hecho, la investigación conductual ha demostrado que incluso los médicos capacitados pueden tomar decisiones inconsistentes cuando las emociones o las creencias personales entran en juego.


Una de las fuerzas más acentuadas que veo en la clínica es la disonancia cognitiva. Esa es la sensación incómoda que surge cuando nuestras creencias no coinciden con nuestras acciones. Por ejemplo, alguien puede creer que es independiente y capaz, pero el necesitar audífonos lo hace sentir dependiente o "viejo". Ese conflicto interno puede llevar a la negación, la resistencia e incluso la ira.


Otro obstáculo común es la autoeficacia-la creencia en nuestra capacidad para hacer algo. He conocido a personas que tienen éxito en los negocios o en el liderazgo, pero se sienten completamente abrumadas por la idea de manejar la tecnología auditiva. Su miedo no es el dispositivo-es fallar en algo desconocido.


Incluso la forma en que las personas piensan sobre la memoria y el envejecimiento puede estar distorsionada. Si olvida una palabra a los 40 años, bromea acerca de estar ocupado. Si sucede a los 60 o 70 años, teme que sea un signo de declive. Si a esto le añadimos la pérdida de audición, el miedo se intensifica.


Es por eso que las historias que nos contamos a nosotros mismos, y las que la sociedad nos cuenta, son importantes.


 

Ser Verdaderamente Escuchado

La primera cita de audiología no se trata solo de una prueba de audición. Es una conversación. Hablamos de cómo la pérdida auditiva está afectando a su vida: sus relaciones, su trabajo, su confianza. Exploramos las metas, las preocupaciones y aquello que más le importa a Ud.


A veces las personas esperan irse con un audífono y una dosis. Pero gestionar la pérdida auditiva es un proceso, no una transacción. Se necesita tiempo para adaptarse. Su cerebro tiene que volver a aprender sonidos que no ha escuchado con claridad en mucho tiempo. Eso puede ser discordante, pero también profundamente empoderador.


Esta es la razón por la que la relación entre el clínico y el cliente es tan importante. Las investigaciones muestran consistentemente que el factor más importante para el éxito de la consejería-ya sea para la audición o cualquier otra cosa-es la confianza. Cuando las personas se sienten seguras, valoradas y comprendidas, están más abiertas a probar, adaptarse y crecer.

 


No Debilidad, Sino Sabiduría

A menudo digo que los audífonos son como paraguas. No detienen la lluvia, pero le ayudan a mantenerse seco. Del mismo modo, los audífonos no revertirán la pérdida auditiva ni prevendrán el envejecimiento. Pero pueden reducir la tensión de la escucha. Pueden ayudarle a mantenerse conectado socialmente. Pueden mejorar la calidad de vida.


Y como refuerza el estudio ACHIEVE, los beneficios cognitivos de la intervención, especialmente aquellos que tienen un mayor riesgo de deterioro cognitivo, no son hipotéticos. Son reales. Cuando ayudamos a las personas a oír mejor, no solo estamos mejorando su vida social. Estamos reduciendo su riesgo de deterioro cerebral acelerado.


Incluso si los audífonos no ofrecieran protección cognitiva, valdrían la pena: por el placer de la conversación, la capacidad de estar presente y la oportunidad de participar plenamente en la vida.


Sé que puede ser difícil pedir ayuda. Pero obtener ayuda no significa que Ud. esté quebrado. Significa que valora estar conectado. Significa que quiere seguir involucrado. Significa que está tomando el control.


Así que esto es lo que espero que la gente se lleve:

  • Si tiene dificultades para oír, hágase un chequeo, incluso si es solo para obtener una línea de base.
  • Si le ofrecen tratamiento, dese tiempo para adaptarse. No se trata de perfección, se trata de progreso.
  • Si conoce a alguien que se está distanciando socialmente, hable con él. La pérdida auditiva es invisible, pero sus efectos no lo son.
  • Y si ya está usando audífonos, felicitaciones: está haciendo algo increíblemente proactivo para su cerebro, sus relaciones y su futuro.

Como audiólogos, no nos limitamos a arreglar los oídos. Ayudamos a las personas a reconectarse con su mundo. Y eso es algo que vale la pena escuchar.”


Bill Hodgetts



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Para leer el artículo original hacer clic aquí (al ingresar al enlace, desplazarse hacia abajo para ver la versión en español).


 

* Esta traducción es presentada aquí con la debida autorización de la editora del sitio web de la Hearing Health Foundation.

 





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