Testimonio: Jerad (Ohio - USA)
Jerad Rider. Fuente: Hearing Health Foundation
Les presento el caso de Jerad J.D. Rider*, quien padece tanto
de hiperacusia del sonido fuerte como de hiperacusia con dolor, además de
tinnitus. Su testimonio traducido al español fue publicado en la página web de
la Hearing Health Foundation en abril de este año (2025), y es pues lo que
comparto a continuación**.
“Un
encuentro fortuito
A los 9 años no pude tener idea de que la sensibilidad al
sonido que tenía el nuevo esposo de mi madre también me afectaría, y más
severamente, incluso antes de graduarme de la escuela secundaria-la
hiperacusia.
Por Jerad J.D. Rider
"Raro" es a menudo la palabra que los
especuladores escriben en foros, grupos de apoyo e incluso círculos médicos,
con respecto a la prevalencia de la hiperacusia, una condición cruel en la que
los sonidos de la vida diaria se sienten como fuertes o dolorosos-o ambos, en
muchos casos.
Estos diferentes tipos de hiperacusia deforman los mundos
acústicos: la hiperacusia del sonido fuerte, en la que el mundo está
acústicamente alterado, como si el volumen estuviera atascado en un nivel
ensordecedor; y la hiperacusia con dolor o dolorosa (noxacusia), que causa
ardor, punzadas, dolor y/o calambres irradiados, desencadenados por ciertos
sonidos o casi todos los sonidos, y hundiendo sus garras en las zonas cercanas a
las orejas, como las áreas de las mejillas y la mandíbula.
Al encontrarse con estas condiciones, sin duda ellos lo sienten raro, como encontrar una aguja en un pajar. Pero si son raros, ¿qué tan raros? Nadie lo sabe realmente, y los datos científicos necesitan responder a eso.
Sin embargo, si Ud. tiene hiperacusia, la posibilidad de
un encuentro aleatorio y casual con otra persona que también la tenga, es
bastante escasa. No es imposible, pero sí lo más improbable, ya que incluso los
otorrinolaringólogos a menudo revelan que nunca han conocido a un paciente con
hiperacusia en el transcurso de sus carreras que duran varias décadas.
Y ellos deberían tener la mayor probabilidad de conocer a
una persona así. Eso le demuestra lo rara que debe ser la hiperacusia.
Con eso en mente, tengo una historia para compartir con
ustedes que es realmente bastante notable, y se trata de mi propio encuentro
casual cuando era solo un niño: conocí al azar a alguien con hiperacusia dolorosa
e hiperacusia del sonido fuerte, y no cualquier persona-era mi padrastro en ese
momento, una gran parte de mi infancia.
Esto fue mucho antes de que yo mismo experimentara estas
afecciones auditivas. En 1994, cuando Ken se convirtió en parte de nuestras
vidas, yo tenía solo 9 años, y más tarde adquiriría hiperacusia del sonido
fuerte e hiperacusia con dolor, en mi segundo año de escuela secundaria, cuando
tenía 17 años.
Hoy en día están tan severas que no he salido de mi casa
en más de tres años-porque cuando lo hago, estas dos condiciones de hiperacusia
empeoran permanentemente, incluso usando protección auditiva como tapones para
los oídos y orejeras. Las sensaciones de ardor y punzadas al viajar en un
automóvil, la variedad de pájaros cantores de la naturaleza e incluso las simples
conversaciones, son solo algunos ejemplos de mi condición incapacitante.
El simple hecho de frotarme la cabeza suena demasiado
fuerte para mí, causándome dolor. También hace que mi tinnitus se dispare (lo
cual sí, yo también tengo-la hiperacusia y el tinnitus a menudo ocurren
juntos). Estas condiciones paralizan la existencia porque los sonidos de la
vida están en todas partes e independientes de lo que Ud. mismo haga. Todo en
la vida está ligado al sonido, ¿no?
Pero creo que es asombroso cómo, por pura casualidad, me
encontré al azar con una persona con estas mismas condiciones, un trabajador de
la construcción de cuarenta y tantos años que en el transcurso de varios meses
cortejó a mi madre mientras cenaba en Shoney's, su trabajo de camarera en
Columbus, Ohio. Comenzaron a salir y finalmente se casaron.
Ken era un hombre encantador, alto y corpulento, con la
cabeza calva y barba de chivo, y era muy franco. Después del matrimonio, le
confió a mi madre que había desarrollado una intolerancia al sonido de leve a
moderada debido a las exposiciones frecuentes y fuertes en su trabajo de
construcción, con excavadoras, martillos de garra, martillos neumáticos, etc.
Mi hermano Daniel y yo nos enteramos de la aversión de
Ken a los sonidos poco después de mudarnos a su casa. Un día estábamos filmando
con nuestra videocámara VHS en el piso de arriba, corriendo ligeramente por el
suelo, y eso creó un alboroto.
Ken subió silenciosamente las escaleras y, con una expresión
de feroz disgusto contenida por un control de la calma para evitar un altercado
debido al ruido, habló en voz baja: "Por favor, no corras aquí. Hace mucho
ruido".
Así que hicimos todo lo posible para cumplir con su pedido,
pero a medida que pasaban los meses, Daniel y yo descubrimos que no se
necesitaba mucho para causar ruido, y Ken se volvió más expresivo, más enojado
con cada súplica. Ahora es comprensible para mí.
Nuestra mamá también nos dijo que mantuviéramos el ruido
bajo y transmitió la información lo mejor que pudo. Ken no lo llamaba
hiperacusia. Antes de Internet, la mayoría desconocía que
"hiperacusia" era el término para su condición, y la
"noxacusia" aún no se había acuñado.
Ken simplemente lo describía como una "sensibilidad
a ciertas frecuencias de ruido, con dolor dentro de los oídos, y con algunas
cosas sonando más fuerte".
Después de cuatro años de matrimonio, Ken y mamá se
divorciaron, no por la hiperacusia-sino por otras cosas. Pero cuatro años
después de eso, yo mismo experimenté una hiperacusia con dolor e hiperacusia de
sonido fuerte leves (también tinnitus leve), después de una reacción ototóxica a
un medicamento para el acné. Mis condiciones crecieron a un nivel severo en el 2022.
Ahora podía entender a Ken, pensando, Ahh, por eso
siempre hablaba tan bajo, ya que levantar la voz le habría desencadenado dolor.
Esa era la razón por la que Mandy y Bo-sus dos golden
retrievers-, lo irritaban cuando ladraban a todo pulmón todos los días.
Esa era la razón por la que Ken nunca era ruidoso, nunca
golpeaba tazas en un mostrador o repiqueteaba cubiertos. Por eso le torturaba
el estruendo de los "pasos" al golpear la alfombra o la madera dura.
Sí, efectivamente. Todo esto tenía mucho sentido.
Mirando hacia atrás, a menudo me pregunto si mi encuentro
con Ken fue más que una casualidad, como un presagio para un niño pequeño, una declaración
divina: Oye, se avecina una tormenta, algo grande, y si no lo reconoces,
terminarás como Kenneth, muchacho. Tal vez eso fue así, o tal vez no fue más
que solo un encuentro casual.
La buena noticia es que la vida de Ken continuó de manera
feliz. Se volvió a casar, disfrutó de la jubilación y no falleció hasta el 2020,
de cáncer. Tenía 68 años. El nunca supo que yo también desarrollé estas
condiciones, hace más de 20 años. No nos mantuvimos en contacto, pero después
de su muerte supe que su vida había sido satisfactoria al leer su obituario en
línea.
Me alegré de que las condiciones de sus oídos no
empeoraran hasta el punto de tragarse su preciosa vida, terminando como una
tragedia. Acabó con una nota alta, y eso es lo que él se merecía.”
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Para leer el artículo original hacer
clic aquí (al ingresar al enlace, desplazarse hacia abajo para ver la
versión en español).
* Jerad es el presidente de Hyperacusis Central,
una organización que buscar crear conciencia sobre la hiperacusia y las otras afecciones
auditivas que la acompañan.
** Esta traducción es presentada aquí con la debida autorización de la editora del sitio web de la Hearing Health Foundation.
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