Los sonidos graves son igual de peligrosos

 


Es muy común pensar que los sonidos de frecuencia alta (los agudos), cuando son escuchados a volumen muy fuerte, son los más dañinos para la audición, sin embargo eso no es tan cierto. Los sonidos de baja frecuencia (los graves), también pueden llegar a ser dañinos si son escuchado a volúmenes fuertes y por tiempo prolongado.


A continuación les comparto un artículo de la Dra. Rohima Badri, sobre el particular, publicado en la página web de la Hearing Health Foundation.*

 


“¿Los Sonidos de Baja Frecuencia Son Más Seguros para la Audición?

 

En una palabra, no.

 

Por Rohima Badri, Ph.D.

 

Los ruidos de baja frecuencia, cuando se presentan a alta intensidad y durante más tiempo, pueden llegar a ser tan dañinos como los ruidos de alta frecuencia.


Los sonidos de alta frecuencia (agudos), son más fáciles de detectar para nuestros oídos, por lo que a menudo parecen más fuertes que los sonidos de baja frecuencia. Sin embargo, los ruidos graves pueden causar daño auditivo, incluso si no parecen tan intensos.


En otras palabras, el hecho de que percibamos los sonidos de baja frecuencia con menos facilidad, no significa que no puedan dañar nuestra audición en el tiempo y/o a alta intensidad.


Además, es importante tener en cuenta que hay una escasez de estudios de concientización/investigación en comparación con las investigaciones que exploran la pérdida auditiva inducida por el ruido de alta frecuencia. De los estudios existentes, la mayoría (tanto en animales como en humanos), muestran los efectos dañinos del ruido de baja frecuencia en nuestra audición.


Lo más interesante, y a menudo menos discutido, es cómo la exposición prolongada al ruido de baja frecuencia daña las regiones de alta y baja frecuencia del oído interno.


En el artículo “Degeneration in the Cochlea After Noise Damage: Primary Versus Secondary Events,” ("Degeneración en la Cóclea Después del Daño por Ruido: Eventos Primarios Versus Secundarios"), publicado en la American Journal of Otology en agosto del 2020, los científicos que utilizaron el modelo de la chinchilla mostraron que el ruido de baja frecuencia no solo dañó una amplia región de la cóclea que responde a los sonidos de baja frecuencia- sino que también descubrió que la exposición continua al ruido de baja frecuencia dañó la región de alta frecuencia en la cóclea.


Los autores, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, escribieron que el daño coclear de los sonidos de baja frecuencia se volvió "indistinguible" del que resulta de la exposición al ruido de alta frecuencia.


Esa es probablemente la razón por la que los investigadores que estudiaron "La Audición de los Músicos de Orquesta Sinfónica" en un intervalo de seis años, vieron un "aumento de 30 dB [decibelios] en el umbral del oído izquierdo para los contrabajistas, en el rango de frecuencia de 4000-8000 [hertz]".


Esto significa que los contrabajistas tenían una peor audición en su oído izquierdo, en unos 30 decibelios, en el rango que incluye los sonidos agudos. Además, los bajistas pueden mostrar cambios de umbral a frecuencias más altas. (Como el artículo original de Scandinavian Audiology de 1983 no está disponible en línea en su totalidad, el extracto citado es de un artículo de 2008 del McGill Journal of Medicine, "Loud Music Listening"-“La Escucha de Música a Alto Volumen”-).


La exposición al ruido de baja frecuencia no solo causa daño a nuestra audición, sino también a otros factores más allá de la pérdida auditiva, como "trastornos del sueño, malestar, sensibilidad e irritabilidad por el ruido, molestias, pérdida de audición y enfermedades cardiovasculares", anotaron investigadores portugueses. Su artículo,  “Low Frequency Noise and Its Main Effects on Human Health—A Review of the Literature Between 2016 and 2019”,  ("Ruido de Baja Frecuencia y Sus Principales Efectos en la Salud Humana-Una Revisión de la Literatura Entre 2016 y 2019"), se publicó en la revista Applied Sciences en julio del 2020.

 

 

Escasez de Investigación sobre las Bajas Frecuencias

Lamentablemente, la toma de conciencia y la focalización de la investigación que recibe el ruido de alta frecuencia están ausentes para el caso del ruido de baja frecuencia. Muchas personas con pérdida auditiva de baja frecuencia causada por la exposición al ruido, no son diagnosticadas debido a la falta de sensibilidad para detectar la pérdida auditiva inducida por el ruido de baja frecuencia, como se informa en el documento de Trends in Hearing 2024, “Sensitivity of Methods for Diagnosing Noise-Induced Hearing Loss in Cases of Exposures Including Intense Low Frequency Noise.” ("Sensibilidad de los Métodos para Diagnosticar la Pérdida Auditiva Inducida por el Ruido en Casos de Exposiciones que Incluyen Ruido Intenso de Baja Frecuencia").


Un estudio del 2022 que utilizó el modelo de la chinchilla, “Extensive Hearing Loss Induced By Low Frequency Noise Exposure,” ("Pérdida Auditiva Extensiva Inducida por la Exposición a Ruido de Baja Frecuencia"), que se publicó en Laryngoscope Investigative Otolaryngology, examinó si el ruido del tráfico de tono bajo daña la audición más de lo que pensamos, afectando no solo a la audición de baja frecuencia, sino también a la audición de alta frecuencia.


Las chinchillas (cuyo sistema auditivo es notablemente similar al sistema auditivo humano), estuvieron expuestas al ruido del tráfico de baja frecuencia a 90 dB durante seis horas. El umbral de respuesta auditiva del tronco encefálico se utilizó para evaluar la función auditiva antes y después de la exposición al ruido.


La exposición al ruido de baja frecuencia provocó un daño significativo en el oído interno, específicamente en las células ciliadas externas en las regiones de baja y alta frecuencia. Los científicos (de los EE. UU., Canadá y China) concluyeron que el ruido de baja frecuencia puede provocar una pérdida auditiva significativa en un amplio rango de frecuencias, desde las bajas hasta las altas.


Un artículo de revisión del 2024 en el Journal of Environmental Management, "Advancing Noise Management in Aviation: Strategic Approaches for Preventing Noise-Induced Hearing Loss", (“Avanzando en la Gestión del Ruido en la Aviación: Enfoques Estratégicos para Prevenir la Pérdida de Audición Inducida por Ruido”), señaló que el tipo de exposición al ruido en la aviación suele ser de frecuencias bajas a medias, y que una mayor prevalencia de pérdida auditiva fue encontrada entre las tripulaciones de aviación en comparación con la población general.


Ese estudio de revisión también menciona otra revisión del 2017 que relaciona el ruido de baja frecuencia concentrado entre 100 y 1000 hercios (Hz), con el daño auditivo a largo plazo, después de una exposición prolongada.


Y un estudio de revisión en el International Journal of Environmental Research and Public Health del 2021, “Loud Music and Leisure Noise Is a Common Cause of Chronic Hearing Loss, Tinnitus, and Hyperacusis,” ("La Música Alta y el Ruido de Ocio Son una Causa Común de Pérdida Auditiva Crónica, Tinnitus e Hiperacusia"), menciona el efecto del ruido en el interior de los cascos de motocicleta en los motociclistas. El nivel sonoro se midió entre 95 y 103 dB a 250 y 500 Hz, y los motociclistas mostraron pérdida auditiva a 500 y 1000 Hz.

 

Más Vale Prevenir Que Curar

Por lo tanto, no hay sonidos fuertes seguros. Cualquier sonido, de alta o baja frecuencia, cuando supera los límites establecidos, puede llegar a ser dañino muy rápidamente y/o con el tiempo.


Nuestra información se sustenta en estudios de investigación basados en evidencia y artículos académicos que respaldan los efectos adversos de los ruidos intensos y crónicos de alta y baja frecuencia en nuestra audición.


Dado que el daño auditivo de las frecuencias altas y bajas es permanente pero prevenible, aconsejamos a nuestra comunidad que priorice un enfoque de "más vale prevenir que curar", practicando la escucha segura: baje el volumen, use protección para los oídos, tome descansos en silencio, y limite la exposición a sonidos fuertes de cualquier frecuencia.

 

Rohima Badri, Ph.D.

Fuente: Hearing Health Foundation


Para leer el artículo original hacer clic aquí (al ingresar al enlace, desplazarse hacia abajo para ver la versión en español).


* Esta traducción es presentada aquí con la debida autorización de la editora del sitio web de la Hearing Health Foundation.

 





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