Una recuperación inesperada

En el año 2004 obtuve una beca para realizar estudios intensivos de idioma y cultura coreana por cuatro meses en Seúl (Corea del Sur). 

Salí de mi país usando protectores y cuando regresé ya no los utilizaba. Lo que había sucedido era que dicha ciudad, 4 veces menor en superficie que la ciudad de Lima, pero con una población mucho mayor que esta, así como con un parque automotor muchísimo más grande, tenía niveles de ruido muy bajos en comparación. Parecía una ciudad fantasma por lo silenciosa.

En los primeros meses de estar viviendo allí, comencé a percibir que mi hiperacusia y mis acúfenos habían disminuido notablemente, tanto así que terminé acostumbrándome al ruido del frigobar que estaba dentro de mi habitación que al comienzo no me dejaba dormir.

Al cabo de los 4 meses ya no utilizaba protectores y los acúfenos habían prácticamente desaparecido.


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